El aterrizaje es uno de los momentos más críticos de un vuelo, donde los incidentes crecen en posibilidad y los factores externos se vuelven más amenazantes. Y este momento de tensión puede agravarse si el avión se aproxima a uno de los aeropuertos más peligrosos del mundo.

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Las difíciles condiciones aeroportuarias pueden no solo motivar sustos a lo largo de un vuelo, si no incrementar las chances de turbulencias, retrasos y aterrizajes accidentados. Estos aeropuertos del mundo requieren de pilotos capacitados que se especialicen en la manera en que se aproximarán a la pista y solo unos pocos están autorizados a aterrizar en estos aeródromos.

Los factores que hacen peligrosos a los aeropuertos

Los aeropuertos se clasifican como peligrosos debido a varios factores. Uno de los principales es el terreno. Las montañas circundantes suelen dificultar los aterrizajes, lo que obliga a los pilotos a emplear procedimientos especiales, indicó Euro News.

Las condiciones meteorológicas también son importantes, ya que los vientos fuertes, en combinación con colinas y montañas, pueden causar turbulencia local. Los vientos cruzados pueden afectar el manejo y el control de la aeronave, mientras que las microrráfagas crean corrientes descendentes repentinas que hacen que la aeronave pierda altitud. Las dimensiones de la pista también son cruciales. Una pista corta y estrecha requiere que el piloto tenga una habilidad especial para mantener la trayectoria de llegada.

Los aeropuertos más peligrosos del mundo

Todas estas condiciones se concentran en los aeropuertos más peligrosos del mundo, donde los acantilados aterradores, aviones que atraviesan rasantes a los turistas o en los que se debe atinar para no terminar en el mar son algunos de los desafíos. En su artículo, Euro Weekly News cita un video publicado por One Air, una escuela española de formación de pilotos, que recopila varios lugares en el mundo donde aterrizar no solo es complicado, si no un acercamiento casi letal.

Lukla, Nepal: la pasarela del suspenso

Enclavado en el Himalaya, a una impresionante altitud de 3.000 metros sobre el nivel del mar, este pequeño aeropuerto de montaña cuenta con una pista de tan solo 527 metros de longitud que termina en un acantilado escarpado.

"Si aterrizas demasiado rápido, no tienes tiempo de frenar. Pero si despegas demasiado lento, te caerás por el bordo", explica el piloto de One Air en el vídeo viral.

Paro, Bután: el examen final del piloto

Pero el aeropuerto que realmente deja sin aliento es el de Paro, en Bután: sin lugar a dudas, el más difícil y peligroso de la lista. Rodeado de montañas de 5.500 metros, este se encuentra en un estrecho valle del Himalaya que exige maniobras extremas a altitudes aterradoras. Es tan complejo que solo 17 pilotos en todo el mundo tienen licencia para aterrizar allí.

"Para entrar, hay que hacer maniobras muy drásticas" advierte el piloto.

San Martín, Caribe: cuidado, bañistas

Luego está el infame Aeropuerto Internacional Princesa Juliana en St. Maarten. El peligro aquí no es la altitud, sino la playa. Este es famoso por sus aterrizajes a baja altura, que pasan a pocos metros de los bañistas en Maho Beach.

Es una emoción para los turistas, pero una pesadilla para los pilotos que tienen que equilibrar la seguridad de la multitud con el momento preciso del aterrizaje.

Madeira, Portugal: el dramatismo del viento

El Aeropuerto de Madeira en Portugal, donde los fuertes vientos cruzados pueden hacer que los aterrizajes parezcan más como navegar que volar. La pista, que sobresale sobre el océano, está apuntalada por una serie de pilares de hormigón, lo que añade dramatismo cuando el viento empieza a aullar.

Courchevel, Francia: la rampa de esquí

Y por último, una auténtica sorpresa invernal: el Aeropuerto de Courchevel, en los Alpes franceses. Su corta y empinada pista parece más en una rampa de salto para esquiadores que una pista de aterrizaje. Aquí deben olvidarse los procedimientos de aterrizaje habituales: la gravedad hace la mitad del trabajo. Pero si no logras aterrizar, te espera un carísimo paseo en trineo.